ETAPA 28: CADAVEDO - PIÑERA

A veces hay etapas que, aunque no sean la última, te van marcando ya el final de un proceso. Yo, a dos etapas de acabar mi camino, que quería frenar este año en Ribadeo, he comenzado hoy a sentir esas sensaciones. Sensación de despedida, sensación de alejarse, de no inmiscurse, de irse preparando para el adiós, y que sin querer, te lleva a no hacer tantos saludos como al principio. Ves a los nuevos peregrinos con alegría, abierto, pero sabiendo que no vas a tener una relación especialmente íntima con ellos, y eso te aleja, te sitúa en otra dimensión, en una especie de burbuja.

La soledad muchas veces es bella, pero solo en algunas ocasiones es retratable.


En este caso, a mis sensaciones se añadía la despedida de Eva, la cántabra, que hoy ya no continuaba con nosotros. He salido solo, por lo tanto, en una etapa no especialmente larga, pero que se ha acabado haciendo pesada al final.

Una maravillosa dalia del Sporting me saludó alegremente.
El principio ha sido muy correcto, y he encontrado a un pasiego justo en el mismo momento en que éste era preguntado por otra peregrina. Con unas breves palabras, el pasiego ha decidido acompañarnos a trote ligero por un camino que él hace cada día. Cuatro quilómetros de compañía foránea hasta el siguiente pueblo.

Es bueno comenzar temprano. Tu sombra te acompaña.

A continuación he seguido hablando con la peregrina en cuestión. El camino, llano y entre bosques y sombras, daba juego a la conversación, a la reflexión, y así ha sido. Diana, que era como se llamaba la peregrina, me ha ayudado a ir reflexionando sobre varias cuestiones. Conversación profunda, agradable, de las que uno desea tener en el camino. De esa manera hemos llegado a la playa de Cueva. 

A  ver si nos aclaramos. ¿izquerda o recto?

Deliciosa playa la cueva. Una tentación en el camino que muchos  han preferido no evitar.


"Creo que no me ven, creo que no me ven..."


Ejemplo típico de panera asturiana. Quedan pocas de esta forma. En la próxima etapa, el estilo se acerca al  órreo gallego.

Poco después, en Barcia, ella ha seguido, y yo he decidido frenar para refrescar pies y descansar un poquito. Eso me ha permitido llegar a Luarca sólo. Luarca es una preciosa ciudad-pueblo de pescadores, que tiene su propio albergue al principio de la población. 


Vistas desde Luarca. Un buen lugar para comer, o incluso para dormir, porque Piñera no tiene nada de especial.

Yo había llegado a Luarca fresco y temprano. Dentro de mis planteamientos cabía la posibilidad de dormir en Luarca, pero al final me he animado y he seguido caminando hasta Piñera, porque he pensado que podía hacer con tranquilidad esos 12 kilómetros que quedaban. Me he acompañado en Luarca de una nueva peregrina, Rosa, que comenzaba allí, y que tenía en sus ojos esa indecisión, duda, cierto temor que todo peregrino tiene cuando comienza a dar sus primeros pasos en una senda que se le presenta inexcrutable.



La tradicional foto minimalista de la jornada.

Durante un rato el camino va por senderos tranquilos entre campos de cultivo, pero en un momento determinado eso se va acabando, y el camino te va llevando por unos desvíos provisionales, por culpa de la construcción de la Autovía, que acaban fastidiando un poco.

De momentos, a veces, de tanto en tanto, uno duda realmente sobre en qué siglo se encuentra...


Muestra de todo lo que he dicho al principio  es lo que me pasó a continuación. A pesar de que en mi diario tengo apuntado que conocí a una pareja de peregrinos muy simpáticos, no consigo recordar nada de ellos. Ni cara, ni anécdotas. Sin duda la sensación de no querer arraigarme a nada se ven claramente en esto.


A la llegada de Piñera, uno puede optar por saltarse las flechas,que te dan un rodeo por el pueblo, o ir directamente al Albergue. Pero atención, para conseguir una cama en el albergue, antes hay que firmar y pagar en otro local. Yo conseguí la última de las camas, que cada día se están volviendo más difíciles de conseguir. Nos desplazamos después al albergue, instalado en unas antiguas escuelas munícipales, a la salida del pueblo. 

Fachada del albergue. Antiguas escuelas. Nosotros dormirmos en  la puerta de la derecha, reservado a la educación femenina.

Interior del albergue. Charla tranquila entre pequeños despojos de lluvia.

La tarde ha servido para descansar, no moverse mucho de un pueblo que no tiene absolutamente nada, y hablar con los peregrinos. Allí he vuelto a encontrar a Eva, la danesa, Gianni, el italiano, y  Maia, la eslovena con quienes he conversado amigablemente en la terraza del albergue hasta que ha comenzado a llover.


5 comentarios:

  1. Fue un dia bastante largo, no se, donde te dejamos con Gianni, pero me alegre mucho cuando llegaste al albergue. Y no olvides del curso de la fotografia, apendi mucho! Cuando es la clase siguiente? :)
    Maja

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    1. Muchas gracias, Maja, por tus comentarios. Me gusta que te sirva para recordar. Bueno, pues aquí tienes un pequeño álbum del camino para que lo veas siempre que quieras. Tanto las etapas en las que coincidimos, como en las que no. Porque de hecho, el camino fue el mismo para los dos, aunque pasaramos en días diferentes. Incluso pasando el mismo día, uno ve cosas diferentes al otro, ¿verdad?

      Seguiré poniendo cositas. Si quieres estar al tanto de cada nuevo cambio, pon tu email arriba, a la derecha, en "follow by email". Es la única manera de que te lleguen avisos.

      ABrazos.

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  2. Hola Carles, acabo de revisar todas las etapas (me ha costado bastante pues hay mucho material y he reservado mi comentario para el final); ayer recibí la dirección de tu página. Primero de todo, agradecer que compartas tus vivencias de forma tan generosa y darte la enhorabuena por todo el esfuerzo y horas que estas empleando de forma gratuita para dar a otros(no mucha gente hace esto)la riqueza de hermosas experiencias personales. Me encantan algunos de tus breves comentarios, a veces irónicos, graciosos o con trasfondo filosófico y casi siempre envueltos en sutil poesía. Todo ello, unido a unas preciosas fotos (tienes lo necesario: buen ojo y buena cámara) hacen que uno vaya recorriendo(por desgracia solo con su imaginación)las mismas etapas que caminaste, la gente que conociste y en fin, todo lo que viviste como peregrino. "Las olas de la vida dejan por breve tiempo perlas en la playa que son los amigos que encontramos en nuestro caminar, peregrinos de diferentes culturas, para ser arrastrados de nuevo al mar y a otras lejanas orillas". Felicidades,ánimo y Buén Camino, Ramón

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  3. Carlos,
    Cuesta escribir una nota préctica después de leer el comentario de anónimo, me ha impresionado.
    En fin, como la mejor guía es hacer el camino, te pregunto, mencionas el albergue de Luarca, pero en las webs no lo encuentro, te refieres al de Almuña?

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  4. Hola Miguel:

    Efectivamente, Luarca no tiene albergue propio. Al menos yo no lo vi. El albergue que en algunas guías pone como de Luarca es el de Almuña. De hecho, yo caí en ese mismo fallo, y cuando llegué a Luarca, me sedujo la idea de quedarme, pero vi que hubiera debido desviarme algunos quilómetros atrás. Una lástima. Otra opción sería hacer noche en algún hostal, o algo parecido. Piñera, de hecho, no tiene nada remarcable, y el albergue, que es parte de una escuela vieja, no tiene tampoco nada de espectacular.

    Espero haberte podido ayudar. Un abrazo, peregrino.

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