Albergue de Negreira, recién despierto. |
Amanecer en Negreira. Nos quedaba por delante una bonita etapa. El tiempo se prometía agradable, pero sin grandes descansos. La lluvia estaría presente, pero no de manera agresiva. La capa de agua era necesaria, pero no imprescindible.
Con mi amiga habíamos decidir salir al lado del grupo que se había formado ya en el día de ayer. Yo soy muy de andar a mis anchas, pero en este caso había buscado la compañía de una buena amistad, y no me parecía mal aceptar sus sugerencias. Yo sabía que tarde o temprano cada cual acaba andando a su ritmo, y que los nuestros se parecían. Acabamos, por lo tanto, saliendo de Negreira con un amanecer prometedor.
Amanecer en Negreira. Iglesia a la salida, siguiendo el camino. |
Las guías más famosas suelen alargar esta etapa hasta Olveiroa. 30 km. Aquellos que ya son expertos en el camino, bien el francés, o bien el del norte, no deberían tener problemas para recorrer ese camino. En nuestro caso, era nuestra segunda etapa, y además era en diciembre. Ni nuestro físico ni el clima estaba hecho para hacer esa etapa así. Además, los nuevos compañeros también habían cuadrado sus rutas para hacer parada mucho antes, o sea que acordamos fácilmente acortar la etapa hasta Santa Mariñas , a unos 20 km.
La primera subida no es dura, pero es constante. |
La etapa comienza con subidita. Es una subidita constante, fácil, pero larga, de una hora y media, o casi dos horas. En nuestro caso fueron dos horas. El motivo, los charcos del camino. Uno de nuestros compañeros optó por ir por carretera, y ahorró algún quilómetro, además de tener una ruta más sencilla. Pero no hacía el camino. Hacía carretera. Los entornos eran deliciosos, con unos bosques mixtos donde se mezcla el eucaliptus con los más antiguos bosques de robles y castaños.
Si optas por seguir las flechas del camino, es posible que te encuentres más charcos de los esperados. |
De esa manera acabamos escogiendo ir por los caminos. La decisión fue estéticamente preciosa, pero compleja a nivel de esfuezo. Hubo un par de situaciones verdaderamente complicadas. El camino puede encharcarse en invierno, o en otoño, con las lluvias. Las botas gore tex no son suficientes cuando tienes un verdadero lago ante tus pies. Si el camino era ancho, uno podía ir por los bordes. Pero en ocasiones tuvimos que ir saltando de piedra. La ayuda entre unos y otros consiguió que todos pudieramos ir pasando, pero aquellos con problemas de equilibrio, o botas resbaladizas, se hubieran encontrado con problemas serios. Pero en el camino todo se supera, y no tuvimos que dar la vuelta. Adelante, siempre adelante.
Atravesando los chacos |
A veces algún peregrino-deportista busca romper algún record extraño. Maneras de hacer el camino hay mil. |
Se acaba saliendo de nuevo a la carretera a la altura de Zas, y allí retomas con la carretera, para volver a integrarte nuevamente en otro camino parecido, esta vez con menos problemas de charcos, pero igual belleza.
El sol de diciembre te acaricia en Galicia con una luz especial. |
De vez en cuando es mejor salir del camino y evitar charcos. En este caso, pasando al borde de bosques quemados. |
El primer punto de descanso era en Vilaserío. Allí se puede encontrar un barecito donde descansar, quitar botas, y hablar un poquito al lado de un buen desayuno. Nuevamente aviso de los bocadillos gallegos. Inmensos. En este caso pedimos medio bocadillo, para no encontrarnos con una montaña de pan y panceta delante de nuestros ojos.
Después de Vilaserío, queda aún una leve subida, pero esta vez el camino se hace mucho más tranquilo. Ya no vas por un frondoso bosque, sino por una senda abierta, amplia, rodeado de campos cultivados. Una senda agradable en invierno, pero quizás fuertemente soleada y calurosa en verano.
Con un poco de conversación, y la buena compañía de peregrinos y un sol amable y tímido, el camino se hizo agradable, hasta llegar a Maroñas. De allí a Santa Mariña solo queda un breve trecho, moviéndote entre casas diseminadas y caminos rurales. Santa Mariña es un pequeño pueblo con muy pocos habitantes en invierno. El albergue privado donde nos situamos es Casa Pepa. Muy agradable, hacen comidas y cenas, abundantes y baratas. No hay otro sitio donde comprar nada, y el único monumento llamativo que puede tener el pueblo es la humilde iglesia, rodeada de un discreto cementerio que puede atraer la mirada de algún peregrino curioso.
Orrio en Santa Mariña |
Casa Pepa |
El albergue privado de "Casa Pepa" tiene todo lo necesario. Es pequeño, pero cómodo. Limpio y agradable. Buena gente que te acoge bien. Instalaciones bastante nuevas. Si el día está feo, puedes estar tranquilamente en la planta de abajo: una pequeña zona polivalente que se puede usar como bar, comedor, sala de estar y lo que surja dependiendo de los peregrinos, o pasiegos que estén allí. Con fuego a tierra agradable, para los días de frío. Sirvió para acercarnos más al grupo, y conocernos un poquito más. Se iban generando buenas vibraciones. Se habló, se hicieron risas, se jugó al mus, y se descansó suficientemente para la siguiente etapa.
Muy bonito todo, me gusta.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eduardo. Me alegra saber que te ha gustado. Intentaré poner nuevas etapas pronto. Saludos
EliminarMuy bien descrita la etapa y preciosas las fotos.
ResponderEliminarNormalmente leo las entradas, pero esta vez solo he visto las fotos por falta de tiempo. Qué pasada!! Feliz año Carlos :).
ResponderEliminarFeliz Año, también para ti, guapetona. Disfruta del blog como desees. Para eso está.
EliminarAhora , solo queda lo mas bonito de este camino (para mi opinion) nosotros lo hicimos en el mes de Mayo-13. Animo.
ResponderEliminarEfectivamente. Lamentablemente, al día siguiente tuve mucha lluvia, y pude hacer muy pocas fotos. Las preparo y las edito en breve. Saludos
Eliminar