Las despedidas en el camino de Santiago son tan duras a veces como las ampollas. Cuando un peregrino abandona, o se va, se puede quedar un pequeño hueco que luego uno recupera, y vuelve a envolverse de gente fantástica, y se abre a conocer más personas. Pero no es extraño encontrar ese hueco, y no es extraño de hecho que la etapa siguiente se convierta en una especie de "etapa-puente".
Deba, además, es el último pueblo de Guipúzcoa. La ruta es sencilla y agradable, con más camino interior del que estaba acostumbrado hasta ahora, pero con algunas vista del mar de lejos verdaderamente ensoñadoras.
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Luces y sombras creadas por unas nubes enfadadas con el sol. |
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Cercando al mar |