ETAPA E: CORCUBIÓN - FISTERRA

Si uno aprende a conocerse, a conocer su ritmo, a saber llevar a su lado las personas que uno desea, y ha caminado correctamente, los finales siempre acaban siendo sencillos y felices. En este caso, si alguien ha tenido la suerte de dormir en Corcubión, la etapa se le presenta de una sencillez aplastante, de un paseo triunfal, de una llegada a Fisterra al estilo de los grandes ciclistas a la capital francesa.


Albergue de Corcubión. 

La primera horita consiste en un paseo con una leve subida hasta la población de Sardiñeiro. Las vistas, si hace buen día, consiste en moverse por un bosque leve, y a la llegada a Sardiñeiro uno acaba volviendo a recuperar las vistas del mar. 

Al fondo, Sardiñeiro

ETAPA D: LOGOSO - CORCUBIÓN

Día de lluvia sería decir poco. Dice en las guías que es una etapa bonita. No lo sé. Desgraciadamente tengo que reconocer que es, quizás, la única etapa donde ni siquiera he podido intentar plasmar lo que naturaleza te enseñaba. No. Porque no estamos hablando de la típica lluvia gallega. No. Es diciembre. Y a eso hay que añadirle que nos encontrábamos con la resaca de la ciclogénesis de hacía unos días. Ciclogénesis. No había oído hablar de esa palabra hasta días antes. La recordaré para siempre.

Cómo se agradecen estos pequeños lugares de descanso, en una tierra de lluvias comunes y usuales.
 Se preveía que iba a ser una etapa dura por el temporal. Decidimos no alejarnos mucho los unos a los otros. La unión de lluvia y viento -aunque no hiciera un frío excesivo- hacía que fuera realmente incómodo caminar, y que las capas de agua revolotearan de un lado a otro, haciendo poco uso. Acabámos haciéndonos un nudo en las puntas, como si de un pañuelo se tratara. Eso ayudo algo.

ETAPA C: MARIÑA - LOGOSO

Mini-etapa de tranquilidad. Encontrar un grupo que tenía pensado hacer las etapas con la misma tranquilidad y paz que tú siempre es agradable. 14 kilometritos de nada. Lo importante es caminar sin prisas, disfrutar de los paisajes, descansar con tranquilidad, y saborear los cafés, las comidas y las cenas. Hay que tener en cuenta también que en invierno los días son más cortos, hace más frío, y que hemos empezado hace tres días el camino. Aquel que venga de Irún, o Roncesvalles, se reirá de esta etapa, y hará dos en una. Adelante. Tiene su lógica. Pero yo disfruto del camino cuanto más lento, mejor. Perdóneseme.

La salida, después de muchos años sin haberlo hecho, fue en grupo. Ayer salimos mi amiga, yo, y nos acercamos a otra pareja. Pero la cena de ayer había ayudado a la cohesión del grupo, e hicimos prácticamente todo la ruta en un grupito bastante compactado. Bienvenido sea. 

El sol se levantaba tímidamente entre neblinas y y brumas. Eso ayudó para que hasta media mañana, aproximadamente, la luz del sol nos fuera acompañando pálidamente en nuestro camino. Un camino sencillo, y no muy largo. Las típicas agujetas del tercer día estaban ahí, pero nada especial con lo que no se pudiera tirar adelante.


Cementerio de Maroñas

La salida es llana, y por camino asfaltado. Algo tranquilo, y agradable para ir calentando los músculos. En un momento determinado, nuestro "capitán" -Eduardo, el peregrino de rojo pasión de las imágenes- que lleva muy recorrido este camino, nos iba avisando de los "falsos caminos": aquellos lugares donde las flechas nos hacen entrar a un pueblo innecesariamente, simplemente con la no siempre interesante idea de ver una iglesia pequeñita, o la menos inocente idea de pasar por delante de un bar, o una tienda concreta. De esa manera, ahorrándonos esas subidas y bajadas, esas entradas y salidas a pueblos extraños, conseguimos alcanzar a algún peregrino suelto que había salido media hora antes. 

El sol, que aparecía por primera vez en días, ayudaba a crear una luz preciosa.

ETAPA B: NEGREIRA - MAROÑAS



Albergue de Negreira, recién despierto. 

Amanecer en Negreira. Nos quedaba por delante una bonita etapa. El tiempo se prometía agradable, pero sin grandes descansos. La lluvia estaría presente, pero no de manera agresiva. La capa de agua era necesaria, pero no imprescindible.

Con mi amiga habíamos decidir salir al lado del grupo que se había formado ya en el día de ayer. Yo soy muy de andar a mis anchas, pero en este caso había buscado la compañía de una buena amistad, y no me parecía mal aceptar sus sugerencias. Yo sabía que tarde o temprano cada cual acaba andando a su ritmo, y que los nuestros se parecían. Acabamos, por lo tanto, saliendo de Negreira con un amanecer prometedor. 

Amanecer en Negreira. Iglesia a la salida, siguiendo el camino.

ETAPA A: SANTIAGO - NEGREIRA


Albergue de "Mundoalbergue"
Invierno. Santiago en Invierno está precioso. Con su color a piedra mojada. Con su lluvia eterna. Santiago, lluvia y gris son una misma cosa, en Invierno. 

Me decidí a hacer la última etapa del Camino de Santiago - la que va a Fisterra- con una amiga. Por primera vez, no iría solo. O al menos, no comenzaría solo, porque siempre acabas encontrando a alguien por el camino. 

Para dormir la noche previa en Santiago habíamos escogido Mundoalbergue. El sitio es bueno, agradable, barato, y céntrico. Se puede reservar en verano, y como prácticamente estaba vacío, escogimos unas camas dobles que te permiten dormir a tus anchas perfectamente. Tiene cocina, y un buen comedor donde hablar con peregrinos.

La salida fue, por lo tanto, con lluvia. No fue difícil encontrar las flechas que te llevaban a Fisterra, en una salida de la ciudad bonita, rápida, y por algún parque y rinconcito preciosos.


Salida de Santiago entre casas y parques.

ETAPA 39: PEDROUZO - SANTIAGO DE COMPOSTELA


Última etapa. No tengo apuntes. Mi libreta está en blanco. Con las prisas del avión, y los cuatro detalles que tenía que montar para el viaje de vuelta ese mismo día, no apunté nada. Escribo sobre mis recuerdos. Nunca he sido bueno en eso. Sin embargo, días como este quedan suficientemente marcados, como mínimo para recordarlos durante un tiempo relativamente prolongado. Haré lo posible.

Todo el mundo salió antes que yo. Si quieres llegar a la misa, es importante madrugar. Eso, o dormir en Monte do Gozo. Yo ya había vivido esa experiencia, la experiencia de llegar a la misa, de ver el botafumeiro. Fue terriblemente impactante. Sin embargo, ahora, al haberla vivido, ya no me veía con la urgencia de levantarme, correr, y llegar para sentir de nuevo esas sensaciones. Sintiéndome libre, escogí seguir mi ritmo. Mi manera de remarcar mi libertad era demostrar que yo no estaba atado a los horarios de nadie. 

Momento justo en en que, a la Salida de Pedrouzo, uno empieza  a internarse en el bosque

Así pues, cuando ya muchos habían marchado, y otros estaban ultimando los preparativos para salir, yo recién me estaba despertando. Tengo que reconocer que quizás me equivoqué. O no. Perdí unas cosas y gané otras. Luego explico los porqués. Sin embargo, a quien le quiera interesar la información, ya le aviso que la experiencia del botafumeiro, y de llegar a la misa del peregrino, es toda una experiencia, si no necesaria, sí al menos muy gratificante.

Las señales están mucho más presente en estas últimas etapas.